LA INFANTE

 

            Él había cubierto la burbuja con la última capa de sustancia negra, y Su Insecto Más Frágil había emergido de la sombra. Ella tendría que fortalecerlo un poco, y ambos podrían descansar. Pero ¿por qué no se acercaba? Los Insectos siempre permanecían inmóviles hacia la cima de la burbuja, mas al acercarse recogerían Materia más compacta, más rápidamente y con más fluidez. Quizás no podían siquiera moverse : ¡eran tan indistintos! Con suma facilidad, la Materia brotaba de ellos a través de contornos tan tenues que no se percibían. Además, si nunca se acercaban, era ciertamente porque Él les había recomendado que se quedasen siempre allí arriba, porque Él sabía que eso era lo mejor para ellos.

            El Gran Insecto y el Insecto Más Frágil eran muy distintos de las demás criaturas del Universo : casi no se movían, sólo emergían una que otra vez de la sustancia negra, por poco tiempo, cuando ésta cubría la burbuja. Nunca se les oía brotar Materia por voluntad propia. El Gran Insecto sólo venía cuando Él estaba aquí, porque era Su compañero. El Insecto Más Frágil era un Gran Insecto hace mucho tiempo, tanto tiempo que ella no se acordaba de ello, pero se había debilitado mucho, y pronto permanecería por siempre arropado en la sustancia negra. A su vez, el Gran Insecto aflojaría y se volvería un Insecto Más Frágil. Entonces Él crearía otro compañero, otro Gran Insecto para estar a Su lado en esta burbuja. En aquel entonces, ella sería probablemente un Ayudante. Quizás habría vuelto a pasar varias veces por una Caja, ¿quien sabe? Le gustaría tanto verlo crear un Insecto. Tal vez tuvo el privilegio de presenciar una creación en otra oportunidad, cuando era un Ayudante, pero cuando se estaba en una Caja no se sabía nada de otros tiempos, cuando se es un Ayudante o se está en otra Caja. Él lo quiso así, para que no se puedan comparar distintos periodos, para que uno nunca se arrepienta, para que uno nunca esté triste. Por cierto, debía ser fantástico ser un Ayudante y acompañarlo en cuanta burbuja tenía el Universo, pero mientras tanto ella estaba muy feliz en la Caja donde reciclaba y repartía Materia para las demás criaturas, y no anhelaba nada mejor. Era únicamente para el bien de las demás criaturas que ella estaba aquí. Estaría a Su servicio cuando fuera un Ayudante, mas por ahora Él no la necesitaba directamente, porque Él era toda la Materia.

            En el principio toda la Materia era Suya y Él la utilizó para crear el Universo de burbujas vinculadas por túneles. Entonces engendró las criaturas, pero de pronto se dio cuenta de que si bien disponía de una infinidad de Materia, no tenía sino una cantidad finita de contornos rígidos e impermeables para contenerla, y que todos habían sido utilizados para crear la estructura rígida del Universo. Las criaturas no podían conservar la Materia dentro de ellas, y muchas ya habían salido para las burbujas más remotas del Universo, donde se esfumaban lentamente en el espacio. Afortunadamente, Él supo reaccionar con rapidez : recorrió el Universo entero y lo redujo a la mitad, mientras recuperaba vapores de Materia que revoloteaban en las burbujas donde algunas criaturas se habían desvanecido por completo. Con la rigidez así recuperada, creó las Cajas que repartió en las burbujas. Por fin creó Sus Ayudantes y les enseñó como manipular las Cajas dentro de las cuales colocó algunos de ellos.

            Ella era un Ayudante y por ahora se encontraba en una Caja : a la diferencia de las demás criaturas del Universo, ella estaba dotada de un cuerpo impermeable que encerraba una Materia particularmente compacta. Dos tubos salían de su cuerpo y atravesaban las paredes de la Caja para desembocar en el exterior, en la burbuja. Por uno de esos tubos, ella recogía la Materia que dejaban en la burbuja las criaturas que por allí pasaban y le hacía recobrar compacidad al hacerla circular por su cuerpo. Por el otro tubo liberaba la Materia renovada hacia las criaturas que venían a fortalecerse cerca de su Caja. Si bien la recuperación de la Materia errante se hacía de manera natural y contínua, su restitución a una criatura particular o al Insecto Más Frágil (para ella era muy importante el bienestar del Insecto Más Frágil, ya que había sido Su compañero) era más difícil. Ella habría de mirar hacia la criatura y de dirigir todos sus esfuerzos entre sus contornos movedizos, pero tal despensa de energía la llenaba de alegría, y a veces su visitante reaccionaba liberando un pequeño exceso de Materia que ella recuperaba inmediatamente. A menudo eran varias las criaturas que rodeaban su Caja. Entonces se multiplicaban su alegría y sus esfuerzos, y ella se dedicaba sin cesar a cada uno de sus visitantes, uno tras otro, y los vahos de Materia que liberaban se deslizaban por todas partes en la burbuja cual caprichosas y efímeras chispas. A pesar de su frecuencia, estos momentos le seguían proporcionando una alegría intacta y particular : ¡la hacía tan feliz dar a estas criaturas lo que más necesitaban, y éstas se veían tan agradecidas! Además, el fluido en proceso de regeneración que circulaba por su cuerpo le proporcionaba impresiones y matices de los distintos sitios del Universo de donde venía, cuya estructura ella había así aprendido a conocer poco a poco, cuya evolución seguía vigilando.

            Ella no podía diferenciar las criaturas según sus contornos, siempre movidos y variables, difuminados por la Materia que los atravesaba constantemente, mas les identificaba gracias a sus respectivas maneras de liberar la sustancia vital : era su firma, su rasgo característico, lo que permitía a las criaturas del Universo identificarse entre sí. Había dos que ella conocía particularmente bien : dos Ayudantes que oficiaban en su burbuja. Les quería mucho por la atención que le prestaban. Sin ellos y sin su frecuente presencia, este período de inmovilidad y de soledad dentro de la Caja sería muy pesada. Le confiaban abundantes precisiones sobre lo que sabían del Universo y ella les comunicaba lo que había aprendido de criaturas de remotas burbujas que habían detenido por un momento su camino cerca de ella. Los Ayudantes tenían además el talento de manipular la Caja y sus accesorios. Por lo general venían a revisarla cuando Él ponía la sustancia negra alrededor de la burbuja, o cuando la quitaba, desde el vecino túnel o desde una burbuja en los lindes del Universo. A veces Él mismo venía para proceder a la revisión, con el Gran Insecto, si había erigido su refugio de sombra, o sin Su compañero, cuando dejaba a la burbuja el color natural de la Materia de contornos sólidos. Siempre Lo acompañaba por lo menos uno de los Ayudantes, a menudo ambos, y a veces un cortejo más numeroso cuyos miembros ella no reconocía muy bien. ¡Qué alegría entonces! Ella podía suavizar sus esfuerzos ya que Él mismo liberaba grandes olas de Materia que podían recoger las criaturas que Lo rodeaban, y sobre todo Se acercaba, llegaba muy cerca de la Caja para comunicar un momento con ella. La Caja entera vibraba entonces con una Materia muy suave y reconfortante que emanaba directamente de Él. Ella Le contaba todo cuanto había sucedido en la burbuja desde Su última visita, lo que habían hecho los Ayudantes, qué criaturas habían pasado, lo que había aprendido acerca de las burbujas de su área... Él asimilaba con interés estas informaciones y le describía luego el Universo que recorría sin cesar, los Insectos y las criaturas que vivían en tantas burbujas y túneles, los colores increíbles de las regiones mixtas o del borde del Universo, todo lo que ella conocería, volvería a descubrir al volverse de nuevo un Ayudante.

 

            Ella interrumpió la leve oleada de Materia que mandaba desde hacía un momento al Insecto Más Frágil, ahora saciado. Se sentía cansada. El Insecto Más Frágil iba a desaparecer dentro de la sombra y ella podría descansar.

            Mas para su gran sorpresa, para su gran alegría, una onda de Materia surgió del túnel que desembocaba en su burbuja, y el Gran Insecto salió a su vez del escondite de tinieblas para colocarse, como solía hacerlo, entre la Caja y el Insecto Más Frágil. Jubiló : Él entraba acompañado por los Ayudantes! Con precisos movimientos de Sus contornos, El transmitió a la Caja la deliciosa y substancial vibración. Evocó para ella la relampagueante travesía del Universo para poder visitarla antes de la partida del Insecto Más Frágil ; compartió con ella los colores de esa red de Materia recorrida en un instante, siluetas y movimientos de criaturas divisadas en el camino. Ella le contestó que todo estaba en orden en su burbuja, que los Ayudantes cuidaban la Caja, que acababa de entregar su parte de Materia al Insecto Mas Frágil.

            Añadió que se sentía cansada.

            Por cierto, desde hacía algún tiempo un extraño agotamiento la invadía cuando las primeras sábanas de sustancia negra bajaban sobre su burbuja. Sin lugar a dudas, su actividad en la Caja llegaba a un término. Pronto iba a empezar un nuevo periodo a Su lado...

            Los Ayudantes se acercaron a su vez y tres ondas de Materia tenue y liviana envolvieron la Caja por un instante. Ella contestó con un breve vaho ahogado. Estaba satisfecha, pero más que nunca anhelaba reposo, largo reposo. Él desapareció en el túnel, precedido por los dos Ayudantes, y los Insectos volvieron a la sombra.


            Después de haber apagado la luz y cerrado la puerta del cuarto, el médico se había instalado en el salón con los padres de su joven paciente. Pensaba en ella en el espeso silencio : la acompañaba desde el día de su nacimiento, desde que este ínfimo vislumbre de vida, de sistema inmunológico deficiente, de músculos y terminaciones nerviosas atrofiados, llegó a vacilar en el mundo, un mundo del cual no divisaba, detrás del vidrio deslustrado y ahumado que la protegía, sino una esfera de tres metros de radio, su campo visual, y de donde no le llegaban, además de esas indistintas sensaciones visuales, sino una confusa neblina auditiva. El tacto debilitado por el confinamiento en su cárcel-refugio de vidrio, cuya atmósfera aséptica ningún olfato pudo desarrollar en ella, ¿y qué gusto, si se alimenta exclusivamente por inyecciones intravenosas?

            He aquí ahora este cuerpecito de diez años que había quemado las pocas fuerzas que le habían sido entregadas. El médico, movido por un misterioso y profundo vínculo moral, tal vez sencillamente cariño, iba a velar, impotente y descompuesto, como sus padres, su última noche.

            No obstante...

            No obstante, ella siempre se vio feliz, dirigiéndoles, a él y a sus padres, a cada visita, miradas llenas de sentimientos tan tiernos... ¿de amor? ¡Cuantos tesoros de comunicación recogieron en esas miradas, cuanto se esforzaron para intentar devolvérselos! Los esfuerzos desplegados en el momento de su nacimiento para conceder a esta niña tal fugaz momento de vida mínima no fueron en vano, él lo sabía ahora, y su recompensa no era irrisoria.

 

            Después de haber apagado la luz y cerrado la puerta del cuarto, el médico se había instalado en el salón con los padres de su joven paciente. Pensaba, en el espeso silencio : todos estamos en una caja, a solas o acompañados. Algunos divisan sus límites, otros no, pero todos se inventan algunos fantasmas para olvidar o solamente soportar lo absurdo de su trayectoria sin rumbo.

 

 

Después de haber apagado la luz y cerrado la puerta del cuarto, el médico se había instalado en el salón y pensaba.